Injusta justicia

Es patente entre toda la sociedad española que la justicia de este país anda mal. Parece que todos los ciudadanos nos habíamos percatado desde hace ya bastante tiempo; a diferencia del poder legislativo, que independientemente del gobierno de turno, ha mirado siempre para otro lado. Recientes casos como el asesinato de la pequeña Mari Luz han puesto en evidencia la necesaria reforma de la justicia y de sus medios. Pero dentro de tanta injusticia debemos hacer justicia a los hechos y reconocer las recientes medidas tomadas por el gobierno para dotar a los jueces de las balanzas informáticas suficientes que acaben con las pilas y pilas de sumarios que se les acumulan ante las puertas. Mañana, 18 de febrero, los encargados de hacer prevalecer el imperio de la ley irán a la huelga para evitar que a la señora Temis, diosa de la justicia según la mitología griega, se le vayan acumulando los expedientes. Además, al principal motivo de dicha huelga se suma la demanda de una subida salarial.

No niego la imperante necesidad de aumentar los presupuestos en materia judicial en la que el salario de los jueces se vea beneficiado. Pero de igual modo que entiendo la demanda de los jueces, también comprendo la posición del gobierno y gran parte de la ciudadanía que cree que la vía huelguista no es la mejor opción ni por el método ni por las formas; además de tener en cuenta que la mayoría de comunidades tienen trasferidas las competencias en materia de justicia. Pero dejando a un lado cuestiones políticas, lo que está claro es que mañana parte de la justicia española se pondrá en huelga para reivindicar su buen funcionamiento y una subida en su nómina. No sé si la huelga conseguirá sus fines, de lo que estoy totalmente seguro es que los ciudadanos, como siempre, pagaremos el pato.

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"Destruid las insulsas declamaciones, los miserables sofismas, las falsedades históricas, las contradicciones, los innumerables absurdos; impedid que las gentes con sentido común sean esclavas de quienes carecen de él. La generación venidera os deberá su razón y su libertad".

Voltaire